martes, 13 de octubre de 2009

HISTORIA DE UNA VOCACIÓN

HISTORIA DE UNA VOCACIÓN
Evocar la historia de mi vocación me hace recordar el agradable olor a tierra mojada de la casa del jardín donde viví mi infancia y puedo ver claramente el atardecer entre sus árboles y sentir que estoy ahí con su aire fresco, mi pizarrón colgado en una pared, y mis muñecas sentadas en varias sillitas haciendo la vez de mis primeras alumnas, aún recuerdo los discursos que les daba sobre las matemáticas, las vocales y claro también sobre lo importante de un buen comportamiento… Fui creciendo deje de sentar a mis muñecas pero no deje mi jardín ni mi pizarrón al final de la primaria y durante la secundaria lo utilizaba para estudiar y exponer ante ahora alumnos imaginarios los temas que tenía que preparar para la escuela. A los 16 años entra a practicar Kung-Fu, además del arte marcial se impartían clases teóricas de diversos temas, los cuales me interesaron y pronto me invitaron a participar como docente de dichos talleres ya que los temas me encantaban y tenía una habilidad especial para compartirlos; por otro lado de parte del servicio social que debía prestar en la preparatoria asistí en una ocasión a una casa hogar y al poco tiempo la directora me invito a trabajar con ellos como maestra de 50 niños a los cuales era necesario apoyar en la realización de sus tareas escolares, con gusto acepte pero ello conllevo grandes retos pues al ser niños en condiciones especiales el trabajar con ellos era sumamente complicado, además mi experiencia docente era totalmente empírica y claramente sabía que estos pequeños necesitaban mucho más que de las matemáticas y del español, y así cuando llego la hora de elegir una profesión no tuve duda alguna: LA EDUCACIÓN Y LA PSICOLOGÍA eran (y son) mi pasión, mi vocare pues Psicóloga Educativa.

Al poco tiempo de estar estudiando la carrera volvía a trabajar como docente pero ahora con adolescentes en el área de educación especial y a partir de ahí mi trabajo siempre ha sido con ellos tanto como docente, orientadora y psicóloga. Trabajar con ellos para mi representa la oportunidad de compartirles lo poco o mucho que la vida me ha brindado (ya que mi adolescencia no fue nada fácil); además me permite aprender de sus creencias y valores y su refrescante modo de ver la vida es algo a lo que creo nunca voy a renunciar. Generalmente las personas cuando recién me conocen se sorprenden al saber mi edad, pues piensan que luzco más joven; yo les digo bromeando que he encontrado la fuente de la juventud, y si , mis alumnos me hacen reír todos los días con sus ocurrencias, me contagian de su energía de su espíritu de lucha. ¿Qué motivos de insatisfacción tengo como docente? Pues creo que el único es de los más comunes en nuestro mundo posmoderno: la falta de tiempo para hacer todo lo que nuestros insaciables corazones anhelan.

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